Estaba una señora cociendo frijoles, en eso necesita un ingrediente que no tiene y le dice a su marido:
Ahorita vengo, voy a la tienda, por favor cuida los frijoles.
El marido no muy preocupado de lo que decía su mujer encendió el televisor, y se puso a mirar hasta quedarse dormido.
Después de dos horas llega la señora y ve al esposo durmiendo, va a la cocina y sale gritando:
¡Viejo, viejo, se están pegando los frijoles!
A lo que le contesta:
¡Déjalos que se partan la cara!