Un recién convertido andaba en el campo.
En eso le picó una hormiga colorada, de esas que duele bastante el piquete.
El hermanito, en su primer amor, la tomó suavemente en sus dedos, la miró, y con mucho amor le dijo, “Ni yo te condeno. Vete y no piques más"
En eso le picó una hormiga colorada, de esas que duele bastante el piquete.
El hermanito, en su primer amor, la tomó suavemente en sus dedos, la miró, y con mucho amor le dijo, “Ni yo te condeno. Vete y no piques más"